El Wombat Australiano Muere De Depresión Luego De Estar Algunos Días Sin Acercamiento Con Los Turistas

Afirman que fuimos creados para querer y ser amados, tanto como los animales.

Por esta razón, cuando se nos priva del amor o bien de la ocasión de querer, podemos sentirnos entristecidos.

Este fue el caso de Tonka, un wombat australiano que se vio en arduos problemas cuando se halló privado del amor.

¿Habías escuchado charlar ya antes de los wombat australianos? Te explicamos un tanto sobre este animal.

Peculiaridades del wombat Australiano

El Wombat Australiano Muere De Depresión Luego De Estar Algunos Días Sin Acercamiento Con Los Turistas
El Wombat Australiano Muere De Depresión Luego De Estar Algunos Días Sin Acercamiento Con Los Turistas

El wombat es un extraño marsupial, y afirmamos extraño para referirnos a poco común, puesto que no existen muchos de su especie.

Tienen apariencia de un oso musculoso de tamaño pequeño y con las patas cortísimas.

Se nutren de yerbas y raíces y tienen unos dientes afilados que les dejan.

Al lado de sus grandes garras, excavar profundas madrigueras en las que cobijarse.

Primordialmente son animales nocturnos, más a veces se dejan ver de día.

Y algo muy curioso que caracteriza a los wombats es que duran más años que cualquier otro marsupial, cerca de unos veinte.

Una vez puestos en escena, charlemos de Tonka, el wombat australiano del que te queremos contar su historia.

La historia de Tonka, el wombat australiano

Tonka, el wombat australiano, fue salvada de la bolsa de su madre cuando esta fue arrollada.

Posiblemente recuerdes haber leído su historia hace unos años en Internet.

Fue algo inusual, puesto que pese a que atropellaron a su mamá y esta murió, Tonka pudo ser salvado y mantenido con vida.

Tras eso, lo crió en el Santuario de Billabong en Queensland un conjunto de guardabosques.

Tonka llegó prontísimo a ser parte de la familia, jugando con ellos, comiendo con ellos y ¡hasta viendo la TV juntos!

Le encantaba dormir con un osezno de peluche, regalo de sus nuevos progenitores, y le encantaba que le rascaran la barriga.

Tenía un parque natural donde vivir, un hábitat natural en el que podía ser mismo al unísono que estaba protegido.

Era un parque abierto a los turistas, de los que Tonka, el wombat australiano, gozaba.

Le encantaba que le hiciesen cucamonas, que lo acariciasen, le hiciesen mimos y hasta se dormía en los brazos de alguno de ellos.

Probablemente el hecho de haber perdido a su mamá siendo tan pequeño le hizo tener la necesidad de cariño que hallaba en los turistas.

Todo dio un radical giro

Todo parecía un cuento de hadas para el wombat australiano.

Hasta el momento en que en dos mil once el conocido ciclón tropical Yasi golpeó Queenslad dejándolo prácticamente desolado.

Singularmente la zona en la que vivía Tonka.

Esto provocó el cierre del parque por unas diez semanas, privando a Tonka del amor y el calor humano que los turistas le daban.

Al ver este trágico cambio en su vida.

El wombat australiano dejó de comer y prácticamente de tomar por múltiples semanas.

Sumiéndose en una depresión que con el tiempo le trajo más inconvenientes.

El wombat no volvió a dejar su plato de comida limpia sino más bien hasta diez semanas después.

Cuando el parque fue reabierto y nuevamente los turistas empezaron a llegar.

Sin embargo, Tonka jamás fue de nuevo exactamente el mismo.

Estar tanto tiempo sin comer y deprimido le hizo tener daños nefríticos fuertes que no pudieron solucionar.

Conforme los dueños del parque, perder los mimos fue el detonante que ocasionó este daño en Tonka.

Tenía una enfermedad nefrítica irreversible por la que debió ser sacrificado a mediados de junio del año en curso a la edad de siete años.

Una historia con un feliz inicio y un final trágico.

Semeja que el animal no nació destinado a ser feliz por bastante tiempo ni a tener una vida simple.

Muchos de los turistas que estuvieron en el parque reconocieron que lo mejor de este fue indudablemente el wombat y ciertos aun han dejado comentarios de homenaje en las redes como este: Nunca voy a olvidar tu jocoso contoneo.

Gracias por tu amor.

Descansa en paz.

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